Pronto en casa
Lola narra:
Ya había llegado el día de irse a casa. Me desperté en los brazos de Ernesto, no quería salir de allí no quería que acabará jamás, pero Ernesto ya se había despertado y me dio un beso en la cabeza y me dijo:
-Vamos dormilona tenemos que lograr que podamos estar juntos sin que nadie nos moleste.
Sonreí, lo miré a los ojos y le di un beso.
-Te quiero, no más bien te amo, nunca lo olvides pasé lo que pasé, tienes el relicario.
-Yo también te amo no lo olvides tampoco tú. Porque yo no te di nada, pero- me quite mi pulsera de tela que llevaba siempre conmigo y se la di- toma, es mi favorita tenla tú y recuérdame.
-Gracias, te amo.
-Te amo.
Nos levantamos y nos vestimos. Isabel, Ernesto y yo desayunamos y ellos me llevaron al aeropuerto ya allí di las gracias y me fui. En la muralla me agarré de la cuerda y empecé a tirar piedras, me subieron y en cuanto llegue al piso miré aterrada a unos militares armados que tenían amarrados a mis amigos y querían hacer lo mismo conmigo.
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